12 minutos para aprender a volar un caza

La historia de Walter "Taffy" Holden, mecánico de la RAF a mediados de los 60 es merecedora de formar parte de la serie de libros de anécdotas aeronáuticas "Shit happens". 

Aquel verano de 1966, el bueno de Taffy se encontraba trabajando como jefe de mantenimiento en un flamante caza Lightning. Un aparato rapidísimo capaz de superar 2,3 veces la velocidad del sonido. Un extraordinario caza interceptor  que voló por primera vez en 1957 y fue utilizado en numerosas exhibiciones de vuelo. Este caza bimotor (uno encima de otro, ver foto), tiene en su haber varias marcas mundiales de velocidad y fue el primer avión del mundo con capacidad supercrucero (supercrucero es la capacidad que solo tienen unos pocos aviones para mantener el vuelo supersónico, a plena carga, de forma eficiente y sin usar postquemadores, algo que hace el Eurofighter por ejemplo).

Como decimos, el 22 de julio de 1966, Taffy, que tenía algunos conocimientos aeronáuticos por haber realizado algún vuelo en aviones de entrenamiento (monomotores pequeños), se encontraba realizando una serie de pruebas de motor en el Lighning. El "parato", que tenía desmontada la cúpula y el tren de aterrizaje blocado en la posición de tierra, debía simplemente rodar unos 40 metros por la pista a la vez que se probaban los motores y los frenos.

En un momento dado, Taffy activó sin darse cuenta la poscombustión del English Electric Lightning durante la prueba en tierra y comenzó a acelerar como alma que lleva el diablo. La sorpresa de Taffy al ver el aparato desbocado debió ser bien ser gorda... nos imaginamos que pensaría algo así como "¡Mecagun to lo que se menea!", o "¡La he liado parda!" o un "¡Yamamoto que me mato! Pero como era british, seguramente solo le saldría un lacónico "Oh my Goodness!" El aparato tenía la radio desmontada, por lo que jamás lo sabremos con seguridad.

Taffy no llevaba casco y estaba sentado en la silla sin cúpula. Suponemos que el semblante de terror era bien visible para sus compañeros que veían como su jefe les abandonaba y se lanzaba a la carrera por las calles de rodadura empujado con gran estruendo por los dos turborreactores Rolls Royce Avon 301 de 72,8 kN cada uno.

Taffy había empujado involuntariamente las palancas de gases más allá de la posición del postquemador. Una vez encendida la poscombustión ("afterburner" le dicen los americanos y "reheat" le dicen los british que son más finolis), Taffy no supo desconectarla. La palanca de gases tiene unas posiciones especiales con seguro que hay que salvar presionando unas levas. Taffy no tenía experiencia en operar estas palancas y el Lightning ganó velocidad rápidamente. Como pudo, Taffy evitó un camión cisterna que cruzaba la pista frente él en esos momentos... me imagino que haría aspavientos agitando las manos y gritando: "¡Apartarsus coñe!" ...no, no, decimos que era british, "Clear my way please".

El Lightning prosiguió su aceleración y cruzó la pista principal justo en el momento en el que un Comet de Havilland se encontraba en pleno despegue. El del Comet, que también era british, pensaría: "¡Mira por donde vas animal!", pero diría: "How strange!". 

Taffy se estaba quedando sin pista, y ante el temor de acabar estampado contra un hangar, tiró de la palanca hacia atrás y se fue al aire. Después del despegue, nuestro héroe logró desconectar el dispositivo de la poscombustión trasteando con las levas. Taffy no sabía que es lo que iba a ocurrir y pensó incluso en eyectarse con la silla lanzable. Sin embargo, se dio cuenta de que eso no era posible porque el asiento tenía las pinzas de seguridad puestas y estaba en modo tierra.

Taffy se armó de valor y controló el caza. Decidió aterrizar el aparato o morir en el intento. En sus dos primeras aproximaciones a pista, su velocidad y altura eran incorrectas y Taffy abortó ambos intentos con un motor y al aire. Entonces recordó que la velocidad de aterrizaje del Lightning era de unos 150 nudos, dio un amplio rodeo alrededor del campo de Lyneham e intentó aterrizar en la dirección opuesta a la pista, alejándose del pueblo.

En la maniobra de recogida final antes de tocar la pista, Taffy adoptó una actitud parecida a la de los aviones con patín de cola, como los que había volado anteriormente. Al hacerlo, dio con la cola en el suelo, pero el Lightning resistió. Rompió el cable del paracaídas para ayudar en la frenada, pero nuestro improvisado piloto aplicó fuerza en los pedales y clavó los frenos hasta lograr detener el Lightning unos cien metros antes del final de pista. Taffy estuvo en el aire 12 minutos a los mandos de un caza supersónico y vivió para contarlo.

Si te gustan estas historias aeronáuticas seguro que disfrutarás mucho con otras historias parecidas en los libros de la colección "Shit happens".

https://www.bubok.es/libros/261944/Shit-happens-Pavenos-matao

https://www.bubok.es/libros/265707/Shit-happens---Pavernos-matao-Parte-II

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